Nuestros antepasados más lejanos seguían con atención los ritmos naturales de la Tierra, pues sabían que de ellos dependían su sustento y su supervivencia.
En ciertos momentos del año la comida era más abundante, en otros pasaban hambre; había períodos de sequías y otros de lluvias copiosas. Descubrieron que la fertilidad estaba asociada a los ciclos lunares y que las cosechas necesitaban del Sol para madurar.
Aprendieron a reconocer los movimientos cíclicos del Sol, la Luna y los Planetas.
El cielo y la Naturaleza estaban entretejidos en cada uno de los aspectos de sus vidas hasta tal extremo, que las observaciones astronómicas les indicaban como orientar sus casas o sus lugares sagrados.
Entendieron que la alternancia del día y la noche, estaba provocada por elmovimiento de rotación de la Tierra sobre su eje, que se completa en 24 horas.
Este movimiento produce un ciclo al que le llamamos día, que consta de un período de aproximadamente doce horas de luz creciente, seguidos de doce horas de oscuridad creciente, que regula los ritmos vitales del hombre, determinando las horas de actividad y las horas de reposo.
Nuestros antepasados aprendieron también a identificar el movimiento de la Luna alrededor de la Tierra, describiendo una órbita que recorre en 29, 5 días y que da origen a los meses. Seguían con atención sus diferentes fases: Luna Nueva, Cuarto Creciente, Luna Llena, y Cuarto Menguante, pues su conocimiento les era fundamental para determinar las fechas de siembra o de cosecha.
Descubrieron que la Tierra se trasladaba alrededor del Sol, en un viaje de 365 días de duración, siguiendo una órbita casi circular sobre el plano de la Eclíptica, llamado así porque cuando la Luna cruza ese plano hay posibilidades de que se produzca un Eclipse.
El eje de rotación de la Tierra está inclinado unos 23,5º sobre su eje, hecho que produce las estaciones del año, que, cual aceitado mecanismo distribuye regularmente año tras año la primavera, el verano, el otoño y el invierno, y que les indicaba los períodos más propicios para el desarrollo de sus cultivos o la cosecha de los mismos.
Descubrieron que había cuatro momentos cruciales en el año, que marcaban el comienzo de cuatro estaciones diferentes: en el Hemisferio Sur, elequinoccio de primavera, el 21 de setiembre, el solsticio de verano, el 21 de diciembre, el equinoccio de otoño, el 21 de marzo y el solsticio de invierno, el 21 de junio.
En los equinoccios el Sol “cruza” el plano del Ecuador, dando lugar a que el día y la noche tengan igual duración. En el solsticio de verano el Sol alcanza su altura máxima en el cielo y se produce el día más largo del año. Durante elsolsticio de invierno, el Sol alcanza su mínima altura y se produce el día más corto del año.
Bajo los claros cielos sin contaminación de la antigüedad, nuestros antepasados comenzaron a notar que algunos de los cuerpos celestes se movían más en relación a otros, es decir, lograron registrar los movimientos de los Planetas, junto con los del Sol y de la Luna. También registraron un fenómeno muy lento, pero de características matemáticas rígidas y repetitivas, susceptible de ser analizado y previsto con anticipación.
Descubrieron que al amanecer del equinoccio de primavera, que para ellos marcaba el inicio del año, el Sol salía en el lugar ocupado por una de las constelaciones del Zodíaco, y ésto se repetía año tras año, con muy pequeñas variaciones.
Como Astrónomos cuidadosos que eran, fueron registrando que cada 70 años, el sol, en ese amanecer tan particular, parecía resbalarse hacia atrás un grado contra el telón de las estrellas y así, el honor de alojar al sol en “su casa” iba cambiando, a lo largo de períodos de 2160 años de una Constelación a otra.
Habían identificado la llamada Precesión de los Equinoccios que es el resultado del movimiento del Sol, acompañado por todos los Planetas, alrededor de una estrella fuera del Sistema Solar, recorrido que le lleva aproximadamente 26.ooo años
El plano de la órbita de la Tierra se proyecta hacia afuera para formar un gran círculo en el firmamento que se conoce como la Eclíptica. Colocado alrededor de ella, en un cinturón de estrellas, se encuentran las 12 Constelaciones del Zodíaco.
Estas son irregulares en tamaño, forma y distribución, pero su ubicación alrededor de la Eclíptica es lo suficientemente pareja para conferir un sentido de orden Cósmico en el momento de las salidas y puestas del Sol. Para hacer más clara la comprensión de un tema tan complejo vamos a ver la siguiente gráfica:
El punto central es el Sol, el círculo menor es la órbita que describe la Tierra alrededor de éste. Como sabemos, la Tierra hace una rotación completa sobre sí misma cada 24 horas y viaja alrededor del Sol en el sentido contrario a las agujas del reloj.
De estos dos movimientos resultan 2 ilusiones:
a) cada día, a medida que el Planeta se mueve de Oeste a Este, el Sol, que es un punto fijo parece “moverse” en el cielo de este a oeste.
b) cada 30 días aproximadamente, mientras la Tierra que rota, viaja en su trayecto orbital alrededor del Sol, éste parece “pasar” a través de las Doce Constelaciones del Zodíaco, que parecen puntos fijos y parece también “moverse” en dirección Este- Oeste.
En el equinoccio de primavera, la posición del sol entre las constelaciones, es como el puntero del reloj que indica las “horas” del llamado ciclo precesional, horas muy largas, es cierto, con el sol equinoccial ocupando cada constelación zodiacal por casi 2200 años.
La dirección de la lenta precesión axial de la Tierra es en el sentido horario, de este a oeste, y por lo tanto es opuesta a la dirección del recorrido anual alrededor del sol.
En relación a las constelaciones de Zodíaco, si lo imaginamos fijo en el espacio, esto provoca que el punto en que ocurre el equinoccio de primavera se mueva a lo largo de la eclíptica en la dirección opuesta, esto es, contra la secuencia ”correcta” de los signos del Zodíaco: Tauro, Aries, Piscis, Acuario, en lugar deAcuario, Piscis, Aries, Tauro.
La Precesión de los Equinoccios es un fenómeno muy difícil de observar, y más aún de medir certeramente sin la ayuda de instrumentos sofisticados, pero esos expertos astrónomos de la Antigüedad parecería que utilizaron las construcciones megalíticas con sus enormes piedras fijas, como un lugar ideal para observar el lento movimiento de las estrellas en el firmamento.
No hay duda de que se necesitó el registro cuidadoso y continuo de muchas generaciones para notar que los equinoccios estaban precediendo realmente a través de las constelaciones. Necesitan transcurrir 2160 años para que, al amanecer del día del equinoccio de primavera, el Sol salga sobre el telón de una constelación diferente.
¿Por qué el estudio de este fenómeno era tan importante para las culturas avanzadas de tiempos remotos?
Así como el giro de la Tierra sobre su eje produce la noche y el día y tiene un importante efecto sobre el ser humano, provocando las horas de actividad o de descanso a escala masiva, el movimiento anual de la Tierra alrededor del Sol hace que las plantas emerjan de la semilla, florezcan y den frutos; del mismo modo, el lento movimiento de la Tierra en su ciclo precesional ha producido grandes cambios en la Humanidad.
Ellos descubrieron que este movimiento celeste tenía efectos biológicos y psicológicos sobre la humanidad, que llevaba sutilmente a todas las formas de vida a moverse a niveles más altos de complejidad y de organización hasta alcanzar el más alto desarrollo de la conciencia.
Exactamente como el día consta de doce horas de luz y doce de oscuridad, este largo movimiento tiene carácter cíclico y ha producido cambios evolutivos hasta llegar al pináculo de la evolución, para luego comenzar el declive hacia períodos de mayor oscuridad.
La Dra. Valerie Hunt, profesora de Fisiología de la UCLA realizó una serie de estudios y encontró que los cambios en los campos electromagnéticos que nos rodean todo el tiempo pueden afectar dramáticamente la capacidad de conocimiento y la performance de los seres humanos.
Abre tus ojos y toma conciencia, mira a tu alrededor, presta atención y luego despierta…
Namaste